"Con frecuencia bajo un traje sucio se esconde una gran sabiduría" Marco Tulio Cicerón, 106 AC - 43 DC
Esta mañana desperté y Janice ya no estaba, no recuerdo muy bien que sucedió anoche, debió ser algo maravilloso o algo muy malo como para que no lo recuerde.
Era una chica linda, no tanto como Kath, pero al menos me sirvió como una válvula de escape para liberar las presiones que me agobiaban desde hacía unos días atrás. Al fin y al cabo el ‘trabajo’ estaba hecho.
Después de un apresurado baño y la selección de lo más decente que tenía en mi armario ( no sabía hasta donde llegaban las manías de vestimenta del jefe) bajaba la escalera y me disponía a salir de casa cuando recordé que había dejado el auto en el trabajo el día anterior.
No solté una patada por el miedo a estropear otro escalón.
Salí a la calle mientras en mi mente se acumulaba una sarta terriblemente grande malas palabras e insultos. El caminar unas cuadras hizo que me calmara un poco y al llegar a la avenida principal por fin pude tomar un taxi.
Por alguna extraña razón el viaje me pareció infinitamente lento, después de todo un taxi no es un BMW y la extraña música que llevaba el conductor no ayudaba mucho.
-Patrañas- me dije a mi mismo mientras por fin llegaba a mi destino.
Cuando entré al edificio, noté que algunas cosas habían cambiado, ya no estaba el guardia de costumbre frente al ascensor, sino dos hombres altos que parecían no tener expresión en el rostro y que se limitaron a mirarme cuando entraba al ascensor, al llegar al piso seis también noté que habían removido a ciertos empleados que yo siempre consideré que no tomaban enserio su trabajo.
No todo estaba tan mal, después de todo al menos conservaba mi trabajo, pero, ¿por cuánto tiempo?
Al llegar a mi área de trabajo la asistente del señor James ya me esperaba junto con un tipo de unos 25 años y de aspecto oriental.
-Buenos días Alex- dijo ella
-Buenos días- respondí al tiempo que le echaba una buena mirada-
-Le presento a su asistente el señor Lee Park.
-Un placer conocerlo- dijo el extraño hombre mientras me tendía la mano-
Bah, lo único que me hacía falta: un chino como asistente, esto se pone cada vez mejor- pensé al tiempo que le extendía la mano para saludarlo sin decir palabra-
-El señor Park será su asistente y compañero de ahora en adelante, deberá enseñarle los sistemas de seguridad con los que trabaja para que puedan lograr hacerlos más eficientes…
De pronto sonó un pequeño aparato que llevaba puesto en el oído y que no había notado que llevaba, de pronto sólo dijo:
-Bien caballeros, debo irme, que tengan suerte.- y salió deprisa por el pasillo haciendo ruido con sus tacones.-
Todavía pensaba en el contoneo de sus caderas mientras una parte de mi pensó: Malditas presentaciones cortas.
Si claro, ahora lo entendía, yo le enseñaba los sistemas al chino, que luego sería mi reemplazo, el nuevo jefe estaba despidiendo a todos para meter a su personal, no sin antes asegurarse de exprimirles todo el jugo, pues conmigo no sería fácil.
-¿Por dónde empezamos?- dijo Park con un acento un poco forzado
-Ehm, sí, empezaremos por recorrer el lugar, si vas a ser mi compañero, no puedo permitir que vayas por ahí sin saber dónde está la máquina de sodas.
Para antes del almuerzo Park ya sabía cómo obtener dos latas de soda por el precio de una de la máquina, sin duda el tipo era listo, y sólo esperaba la oportunidad para quedarse con mi puesto.
Cuando dio la hora para comer por fin pude deshacerme de él un rato con el pretexto de que necesitaba ir al baño y que lo vería más tarde.
Y ahí estaba yo, frente al espejo del baño mirando mi rostro preocupado y maldiciendo por lo bajo.
-No te ves muy bien viejo- dijo Michael a quien no había notado entrar-
-Han sido días difíciles- respondí-
-Y que lo digas, han despedido a medio edificio, yo por poco no la libro.
-Es bueno que te quedes, eres de las pocas personas ‘normales’ aquí- dije riendo un poco-
-Vaya, es bueno saberlo- dijo al mismo tiempo que caminaba hasta el final del baño-
Salí de ahí un poco más tranquilo, no sé si por no tener a Park encima de mí, o por hablar con alguien más familiar después de un largo rato.
Me dirigí afuera, esperando poder llegar a la cafetería sin incidentes y cuando creí que ya todo había pasado, recordé el auto. Con todas las preocupaciones de la mañana me había olvidado de echarle un vistazo.
-Maldita sea- fue lo único que pude decir mientras daba media vuelta para ir al estacionamiento.
No sé si fue una idea mía, pero sentía que todo estaba en mi contra y al mismo tiempo que quizá solo exageraba las cosas. Después de todo, tenía suficiente dinero y podría buscarme otro trabajo, era ese maldito sueño el que seguía atormentándome.
El BMW seguía donde lo había dejado, y como todo parecía en orden regresé con rumbo a la cafetería, aunque una vez ahí no pude comer.
Una vez terminada la hora de comida, tuve que regresar al sexto piso y como ya no tenía excusas, empecé a mostrarle cómo funcionaba el sistema de seguridad a mi compañero.
Me sorprendió la manera en como entendía todo tan rápidamente, de hecho casi pudo haberlo descifrado todo él solo, de no ser porque yo había diseñado la estructura del sistema y había algunas partes muy confusas (diseñadas así a propósito) además de que era virtualmente imposible entrar si no se conocía el método adecuado.
Todo pareció transcurrir sin incidentes, me dio las gracias al final del día, y dijo que me vería mañana, no fue de mi agrado la idea, pero sabía que tenía que hacerlo, a menos que diseñara un plan para salvar mi pellejo, y eso haría.
Conducía de regreso a casa bajo los efectos de Dream On de Aerosmith, 'sueña', 'sueña' me decía una y otra vez la canción y por alguna razón eso me hacía sentir mejor hasta que noté que me iban siguiendo.
No traté de perderlos, ni siquiera sabía si me seguían -quizá solo era mi paranoia-, pero si así era quería que pensaran que no los había visto, y pasaron de largo cuando aparqué frente a mi casa. Caminé despreocupado por el jardín hacia la puerta y después entré a la casa mientras notaba que el vehículo que me seguía daba vuelta en la esquina.
Esos tipos y ese nuevo dueño, tramaban algo que no podía ser bueno, en ese punto pensaba que quizá yo representaba una amenaza para ellos al saber de su sistema de seguridad y no ser de su absoluta confianza, así que quizá no era por mí tanto alboroto, sino por algo que no querían que supiera.
Aquella noche comenzaría a formular un plan para poder salir con una generosa suma de efectivo, que me proporcionaría unas largas vacaciones y quizá un retiro bien merecido después de tantas presiones, aunque el mayor reto sería salir en una pieza.
JEJE, BUEN DESARROLLO EH!, AL ESTILO FRINGE, ESTA CONSPIRACION SE TORNA CADA VEZ MAS INTERESANTE, BIEN, BUEN CAPITULO.
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